Esta entrada del blog va a ser un poco diferente de lo habitual. Y es que yo (Carla) os voy a contar mi experiencia en el Hellas Rally. Antes de empezar, para los que no me conozcáis, me presento brevemente: soy Carla, trabajo en TwinTrail y empecé a ir en moto en 2016. No soy la típica persona a quien las motos le han apasionado desde pequeña, sino que el camino de la vida me ha llevado hacia aquí. Mi marido me regaló una moto, una Rieju Tango 125, sin yo haber dicho nunca que quería una. Sé que Isaac se va a reír cuando lea que me refiero a la Tango como una moto, pero para mí, era una super moto. A pesar de que mi primera reacción fue: “y yo, ¿para qué quiero esto?”, con ella empezó todo y unos años más tarde he hecho mi primer rally. 

Quizás te vas a preguntar, ¿por qué hago este post? Principalmente porque me gustaría que todos los que os estáis planteando alguna vez hacer un rally, os animéis a ello. Y no lo hago porque TwinTrail organice una expedición al Hellas Rally (que también), sino porque creo que es una experiencia que todos aquellos a los que os gustan las motos, tenéis que vivirla al menos una vez. 

La palabra RALLY suena a algo muy pro, apto solo para profesionales, para gente que tiene mucho nivel y que lleva toda la vida andando en moto. Me daba mucho respeto. En mi caso, he tenido la suerte de estar muy bien acompañada, rodeada de gente con experiencia en rallys y que me ha apoyado, ayudado a entrenar un poco y darme la confianza para lanzarme a esta aventura. Pero ahora que lo he hecho, os puedo asegurar que, con unos mínimos, es un reto deportivo apasionante y apto para muchos. 

Mis mayores preocupaciones eran: ¿y si me pierdo? ¿voy a aguantar tantos días? ¿será muy difícil técnicamente? Voy a intentar responder un poco a cada una de las preguntas, porque seguramente quién se plantea hacer un rally también se las habrá hecho. 

El tema de la navegación me daba bastante respeto, prácticamente no había hecho nada de roadbook. Me apunté al Curso de Rally de TwinTrail y la verdad es que me puso en mi sitio. La jornada de práctica, un simulacro de etapa de rally, me dio muchísima confianza. Me perdí mucho ese día sí, pero gracias a todo lo que me perdí, no cometí los mismos errores en Grecia. Después del curso aproveché para hacer unas rutas con roadbook que fueron el complemento perfecto!

A nivel físico, me preocupaba si iba a aguantar 7 días con tantos kilómetros. Sí que había hecho algún viaje en moto de varios días, pero no tantos kilómetros por día ni a un ritmo un poco más elevado del que llevas en un viaje. Así que esto lo solucioné con un poco de entreno físico en el gimnasio y saliendo todos los fines de semana durante unos 3 meses. Cualquier tipo de ruta era buena para intentar ganar confianza, kilómetros y experiencia. 

Finalmente, con el tema técnico tenía mis dudas. Sabía que Meletis, el organizador del Hellas Rally, a menudo pone algún punto picante: ríos con piedra grande, playa, subidas con arena.. Me tenía un punto inquieta y el primer día, en la prólogo, se confirmó que a Meletis le gusta añadir un poco de diversión. No fue nada imposible, pero sí me puso a tono. Más allá de esto, el Hellas Rally no es una carrera en la que se necesite un nivel alto de técnica (como sí lo sería en un rally por el desierto). 

A pesar de que parece que todo fue maravilloso, no os voy a engañar. Para alguien como yo, con poca experiencia, con mis limitaciones físicas y de pilotaje, también tuve algún momento en el que no ves las cosas claras. Momentos de aquellos que, una vez pasados, te sientes orgullosa de haberlo hecho. La segunda jornada de la etapa maratón fue, para mí, la más dura de todas. Aquel día no me apetecía ni coger la moto, pero una vez te subes a ella, la cabeza se despeja, piensas en porqué estás allí, despejas dudas, empiezas a dar un poco de gas y poco a poco las ganas vuelven.

La satisfacción final de cruzar la línea de meta, de llevarte una medalla simbólica a casa, de haber compartido una semana con un grupo de gente que también les gustan las motos, de diversión, un poco de sufrimiento. Esto es, sin duda, algo que si no lo vives desde dentro, no sabes realmente qué significa participar en un Rally.